"Vecinos organizados contra la inseguridad. Zona vigilada". Estas palabras estarán impresas en dos pasacalles que se colocarán en el pasaje Carlos Gardel, entre el 900 y el 1.100, como señal de advertencia. Será una de las tantas medidas acordadas entre los vecinos, la Policía y representantes del Poder Legislativo, como respuesta al reclamo de los habitantes de esa zona del barrio Obispo Piedrabuena.
La voz de alarma fue publicada en LA GACETA hace 10 días cuando algunos vecinos, hartos de sufrir robos y asaltos, decidieron poner en venta sus casas y abandonar el barrio. Ese artículo hizo reaccionar a la Policía, que comenzó a patrullar con mayor frecuencia la zona, según contaron los mismos protagonistas.
Pero el paso determinante lo dieron el lunes a la noche, cuando los vecinos se reunieron en el barrio con los jefes de la seccional 10ª, los comisarios Luis Alberto Bacas y Juan de la Cruz Brandán; el jefe de Zona, comisario inspector Rubén Orlando Carabajal; el legislador Gerónimo Vargas Aignasse (presidente de la Comisión de Seguridad) y el concejal Esteban Dumit.
El debate
Después de escuchar las quejas y denuncias de una treintena de personas, las autoridades propusieron una serie de medidas que comenzaron a implementarse desde ayer. Vargas Aignasse encabezó el debate y dejó claro su mensaje: "la inseguridad es responsabilidad de los políticos y de la Policía, pero también es necesario el compromiso de la comunidad". De esta manera, instó a los vecinos a participar de manera activa de la iniciativa propuesta para hacerle frente a la delincuencia.
El legislador contó que este mismo proyecto ya se implementó en otras zonas de la capital y que funcionó con éxito. "En algunos barrios colocamos alarmas comunitarias, pero sólo sirven si todos los vecinos salen a ver qué pasa cada vez que se la acciona", advirtió.
Ambas partes coincidieron en la importancia de mantener un vínculo permanente con la Policía, ya sea para denunciar los hechos que se presenten o para comunicar la ausencia del personal de la fuerza. Además, el jefe de zona tomó nota de cada punto neurálgico mencionado por los vecinos, como las paradas de colectivos.
Los participantes de la reunión se retiraron conformes, con la promesa de volver a encontrarse dentro de 15 días para evaluar la eficiencia de las medidas adoptadas.